¿Qué es la medicina alternativa?

7 diciembre, 2011 1 comentario

medicina alternativaEn lugar de un tratado erudito, y aburrido, prefiero adaptar el diálogo que encontré en algún otro blog… (http://natsufan.wordpress.com/2009/10/07/hello-world/)

El tipo va al médico, le duele la cabeza.

El profesional lo revisa y le dice:

-Bueno, para tu dolor de cabeza, vas a tomar orina de caballo.

-Oiga, eso no me parece muy profesional… normalmente me suelen recetar ibuprofeno o aspirina…

-Pero la historia de la medicina la han escrito los vencedores, los que tenían el dinero y el poder para pagar los estudios sobre el ibuprofeno y el ácido acetilsalicílico. La respuesta está en la orina de caballo.

-Pero oiga, es que los estudios del Journal of the Royal Society of Medicine

-¡No me salgas con tus fuentes oficiales manipuladas! ¡Sólo un idiota se creería todas esas enciclopedias, revistas científicas y estudios, manipulados durante siglos por el poder!

-Pero la aspirina se lleva usando más de cien años y está demostrado por estudios de laboratorio y por pruebas que es efectiva…

-¡Estudios manipulados! ¡Manipulados por los vencedores de la historia de la medicina, por los que tienen el dinero y el poder!

-Pero la experiencia previa…

-Mira, tengo aquí los estudios del Dr. Hiyek, de la escuela de medicina de Viena, que dicen que  la orina de caballo cura el dolor de cabeza, y que la aspirina y el ibuprofeno sólo llevarán al tumor cerebral y el Alzheimer.

-¿Hiyek, dela Escuelade Viena? ¿Pero qué método utiliza ese señor?

-La escuela de Viena utiliza el razonamiento directo, y rechaza impedimentos a la lógica como pueden ser el método científico y la experiencia previa.

-¿Que rechazan el método científico y la experiencia previa? ¿En Ciencias?

-Así es. Y además, siempre funciona. Hiyek predijo que surgirían nuevas enfermedades en un futuro, para que veas que su sistema funciona.

-Pero nuevas enfermedades surgen siempre, no es más que la evolución funcionando, mutaciones… Cualquiera puede decir que van a surgir nuevas enfermedades.

-Está siendo usted obtuso y cerrado de mente… ¿es que no es capaz que la orina de caballo salvará al mundo? ¡sólo un imbécil no se daría cuenta!

-¿Qué? ¿Ahora me insulta? ¡el que está diciendo estupideces es usted!

-¡Cómo osa! ¡Estúpido fantoche, marioneta del sistema! ¡Usted no hace más que defender a los mayores criminales del mundo, los que controlan el mundo desde la sombra desde hace milenios, y han convencido a la gente de que la aspirina y el ibuprofeno son sanos y válidos! ¿Acaso han terminado la aspirina y el ibuprofeno con las enfermedades? ¿Es que no ve la de millones de enfermos que hay en el mundo?

-Sí, claro, pero eso tiene que ver con la pobreza, con la falta de alimentación, la corrupción de los gobiernos… no se va a solucionar dando a los enfermos orina de…

-¡Cerdo capitalista! ¡Debes de ser un agente dela CIA! ¡O estar a sueldo de los poderes en la sombra y las farmacéuticas que pretenden dominar a las personas a base de aspirina e ibuprofeno!

Así funciona, así razona la medicina alternativa.

Gracias Natsu…

¿Qué es el peronismo?

12 enero, 2011 Deja un comentario

Patas en la fuente 1945-2010

Este artículo, como ciertos libros, debería ser escrito en dos versiones; una destinada a la lectura de argentinos, otra a la de extranjeros (uruguayos incluidos). ). No necesariamente la primera sería la menos extensa, el hecho de nacer en esta geografía y de vivir en esta sociedad bicentenaria no implica comprender mejor un fenómeno que suele desconcertar a los extranjeros.

Me implican las generales de la ley, tampoco pretendo comprender al peronismo, mi propósito es mucho más modesto; dar nombre, poner un poco de orden, enunciar algunas vías que permitan dar cuenta de este movimiento que determina la vida política de Argentina desde hace más de medio siglo.
“Una doctrina social profundamente humanista y cristiana”, “la vía argentina al socialismo”, “el partido más grande de Occidente”, “pragmatismo”, “crecimiento con justicia social” son algunas de las definiciones que el peronismo ha dado de sí mismo.
“Nazi fascismo”, “bonapartismo”, “populismo de mercado”, “pan y circo”, “la causa de la decadencia moral y política de la  Argentina”, “alianza antinatural de clases”, “lacra” son los adjetivos, cargados de desprecio, que ha merecido de sus detractores.

“Nazi fascismo”, “bonapartismo”, “populismo de mercado”, “pan y circo”, “la causa de la decadencia moral y política de la Argentina”, “alianza antinatural de clases”, “lacra” son los adjetivos, cargados de desprecio, que ha merecido de sus detractores.

No me animo a ninguna definición pero, como la carne es débil, me permito esbozar un intento de proposición: el peronismo fue la expresión política de la cultura argentina; me corrijo: una expresión política; porque hubo otra, tan argentina como ésta; el antiperonismo.

Hoy, empero, esta definición resulta un poco anacrónica y podría modificarla diciendo que: el peronismo es la marca de la política argentina; un movimiento político con el cual es imperioso contar para ejercer el poder.

El peronismo nace en Argentina por la acción de Juan Domingo Perón, el General, en los años cuarenta del siglo pasado. Perón era un militar, y hasta cierto punto un admirador de los regímenes que pretendían “ordenar” la sociedad pero también era mucho más que eso. Un tipo con admirable capacidad de hacer política, de captar, o cooptar, dirigentes y voluntades, de escuchar y de resolver expeditivamente. Llegó al poder con el apoyo de un movimiento de masas, por medio de elecciones libres, y gobernó durante casi una década la Argentina de posguerra; próspera, en desarrollo y optimista. Eva Duarte, Evita, su esposa y compañera, representó algo así como los dos puntales del movimiento creado por el General; por un lado la ternura, la compasión por los débiles y desamparados y por el otro la lucha, la venganza casi, de los humillados y los ofendidos por un siglo de dominio oligárquico (liberal en lo económico, autoritario en lo político), sin ella el peronismo quizás no hubiese subsistido, a pesar (o a causa de) haber muerto en 1952, es decir, en la etapa más plena del movimiento.

Luego viene medio siglo de Historia que no voy a sintetizar aquí. Baste señalar que el peronismo, con diversos ropajes, populista, liberal, revolucionario, fascista o democrático no desaparece, al contrario, se afirma como un factor decisivo en la política argentina.  Es que se trata de algo más que un partido, el Justicialista, y algo menos que un movimiento de masas, es una manera de sentir la política, un modo de hacer política, un estilo autóctono de resolver las cuestiones del poder. Como el tinte de una fotografía, un ritmo de base o la humedad en Rosario el peronismo está presente; concentrado, diluido o precipitado en toda la sociedad argentina.

El antiperonismo, sepultado Perón y con Evita ya admitida en la historia argentina, se diluye en un sentimiento de desprecio casi cultural por las expresiones menos ilustradas de la política, por lo atrevido o por aquello que no se ajusta a los principios políticos de otras latitudes.

El peronismo posterior a la dictadura, muerto Perón, diezmados sus cuadros, diluida la militancia, con la novedosa experiencia de perder elecciones, se reconvierte durante las últimas tres décadas de democracia. Con Menem se vuelve, secretamente complacido, un “partido” liberal, ortodoxo en la economía, ligado a los factores de poder tradicionales  (pero igualmente despreciado por éstos) y alineado con los Estados Unidos, sin dejar de hacer negocios privados y públicos. Con Kirchner recupera en el discurso, y hasta en muchos de sus actos (Derechos Humanos, Asignación Universal por Hijo, intervencionismo estatal), el estilo rebelde, contestatario, provocador y juvenil de los años setenta. Se alinea con la nueva izquierda sudamericana, sin dejar de hacer negocios públicos y privados.

En ambos casos se cuida de mantener el poder en sus manos, en ambos, también, sabe como y con quien concertar.

Hay peronistas que responden al gobierno, se los llama oficialistas o peronistas K, pero algunos de los principales referentes de la oposición, y quienes suelen marcar su agenda, también son peronistas y se autodenominan; peronismo federal.

Sin olvidar a aquellos que intentan, no siempre con éxito, mantenerse fuera de la disputa como Proyecto Sur, e igualmente invocan, siquiera en parte, el mismo origen peronista.

Es que el peronismo ama y se siente cómodo en el poder, sus referentes son fieles a quien lo detenta (vivat qui vincit, decían los romanos) y puede hoy defender, si el líder lo dice, lo contrario de lo que defendía ayer; todo en pos de la unidad, la preservación del hegemonía y la derrota del adversario.

No son empero cínicos, en su mayoría al menos, sino que tienen una concepción táctica de la lucha política; si hay que retroceder (desensillar hasta que aclare, dicen con metáfora campera), invertir el rumbo (la única verdad es la realidad, afirman con impecable tautología) o aceptar los hechos consumados en función de la victoria final (a esto le llaman comer sapos) lo hacen con magnífica disciplina; lo contrario es sacar los pies del plato, que es como dejar en banda a un amigo o plantar a la novia cuando te dice que está embarazada…

Y cuando estos peronistas se ponen a reflexionar sobre su accionar (cuando escriben historia, hacen periodismo o, incluso, se acercan a la literatura) logran textos poderosos y cargados de sentido; no siempre irrefutables, claro, pero al menos altamente plausibles. Interpretan de manera impecable las circunstancias políticas, sin caer en los dogmatismos de la derecha o de la izquierda; no hay erudición en ellos, sino una sabrosa sabiduría popular, una combinación de sentido común, sencillo idealismo, picardía  y perspicacia; tener estaño, llamaba a esta construcción teórico literaria ese magnífico prosista del peronismo que fue don Arturo Jauretche, en alusión a su origen plebeyo; en los mostradores (estañados) de un bar.

Existen otros, claro, muchos más de los que a uno le gustaría, pero no son todos, que consideran que el peronismo es el mejor lugar para lograr aquello de Spock; Tich tor ang tesmur! (¡larga vida y prosperidad!, por si no saben vulcano). Esto no es exclusivo, seamos sinceros, del peronismo; pero tales avispados no pueden menos que arrimarse a un movimiento que está cerca de los privilegios del gobierno. Y que además suele ser generoso…

Perón ya casi no aparece en los discursos, Evita es un ícono, el partido Justicialista una cómoda cubierta para el trámite electoral. El peronismo sigue vivo y vigente, un estilo político cultural que identifica a más de la mitad de los argentinos sin importar si son oficialistas u opositores. El antiperonismo se ha licuado en la otra mitad de la sociedad, se manifiesta en un desdén, gratuito y vehemente, por cualquier indicio que se presuma peronista, no importa cuales sean sus acciones concretas.

Si son argentinos esta síntesis, que me ha llevado no poco trabajo, seguramente les parecerá incompleta pero quizás ayude a responder, cada uno como mejor le cuadre, la pregunta del título. Si son “forasteros” tal vez puedan entender un poco mejor de que se trata esta particularidad nativa de la Argentina y, seguramente, afloren muchas más preguntas. En ambos casos, ésa es la idea.

Nota indispensable: El autor aclara que es argentino nativo, criado en una familia peronista y peronista él mismo (revolucionario le gustaba decir) hasta hace unos dieciocho años. A diferencia de muchos de sus paisanos no se considera ni peronista ni antiperonista, sino todo lo contrario, un observador, que se pretende lúcido, participante de la realidad de su patria.

¿Existió Jesús?

4 abril, 2010 10 comentarios

Una respuesta apresurada tiene dos defectos; clausura el problema, debilitando el avance del conocimiento, y crea falsas certezas. Aun si resultase correcta de poco nos serviría al fundarse en la mera opinión.

La pregunta de hoy es una de las que suelen contestarse de la manera apuntada:

¡Claro que sí, eso no se discute!

¡Por supuesto que no, son todas patrañas!

Pueden encontrar millones de respuestas a esta pregunta en la Red y la mayoría de ellas adolecerán del mismo apresuramiento.

No es un tema nuevo.

Durante tres siglos, desde que Reimarus y Lessing lo plantearon en plena Ilustración, se ha debatido el tema; libros y artículos, investigaciones precisas y equipos multidisciplinarios estuvieron, están, implicados en encontrar una respuesta. O varias; de hecho los historiadores hablan de la Primera, la Segunda y la Tercera búsqueda del Jesús Histórico, cada una de las cuales cuenta con cientos de libros en su haber.

Sigue siendo, no obstante, de actualidad. Mientras escribo esto The History Channel emite un «especial» sobre el Verdadero Rostro de Jesús. Es Pascua, claro, pero  Jesús siempre resulta interesante.

No conversaremos hoy sobre el por qué de esta fascinación, un tema en sí mismo. Sólo  nos concentraremos, más bien, en lo que los historiadores suelen llamar «el estado de la cuestión». Lo que se sabe en la actualidad sobre el personaje histórico que muchos cristianos consideran la Encarnación de Dios.

Reformulo, pues, la pregunta:

¿Qué testimonios históricos hay sobre la existencia de Jesús de Nazaret?

Pocos, a decir verdad, y para colmo cuestionados en su texto, intenciones y exactitud.

No es sorprendente. Casi todos los documentos históricos tienen estas características.

Pocos, relativamente, escribían en aquellos siglos y menos aún han sobrevivido a dos mil años de guerras, invasiones, pestes, saqueos y simple descuido. Sobre algunos emperadores romanos, por ejemplo, tenemos que contentarnos con resúmenes escolares recopilados uno o dos siglos después.

La polémica tampoco estuvo ausente en los documentos antiguos, como no lo está en los modernos; no se  escribe Historia para pasar el rato…

Acerca de Jesús tenemos algunas menciones incidentales en la literatura de la época procedente de autores ajenos al cristianismo. Tácito y Suetonio, quienes escribieron sobre los emperadores romanos en siglo II, hablan de un tal Cristo o Cresto y se refieren a sus seguidores. Poco nos dicen al respecto y nunca usan el nombre Jesús. Tácito, solamente, comenta que este tal Cristo fue condenado a muerte por Poncio Pilatos en Judea.

El erudito Plinio el Joven también lo menta en una carta al emperador Trajano sobre las persecuciones a los cristianos; por él sabemos que en Bitinia, allá por el año 103, había quienes «cantaban himnos  a Cristo como a un dios».

Nada más se encuentra en los escritores paganos.

El el ambiente judío, al cual perteneció Jesús, las referencias son tres.

Las más recientes, y con escaso valor histórico, son las Toledoth Yeshu; quizá de tiempos medievales.

También hay crípticos relatos sobre él en el Talmud, pero es posible que se refieran a otros personajes o que mezclen referencias históricas de diversas épocas.

El historiador judío del primer siglo; Flavio Josefo es el único autor antiguo que usa el nombre de Jesús.

Josefo habla de Jesús, distinguiéndolo de tantos otros que llevaban el mismo nombre, en dos ocasiones.

En una de ellas se refiere a la muerte de Jacobo (Santiago) «hermano de Jesús, llamado Cristo», un pasaje que muchos investigadores consideran fidedigno pero que sólo nos informa sobre la existencia de esa persona y en la cual la expresión «llamado Cristo» podría haber sido introducida por un copista posterior.

En la otra, conocida como Testimonium Flavianum, se resume su actuación pública en unas pocas líneas y se sabe que ha sido modificada (o hasta inventada del todo) por autores cristianos. Modernos investigadores continúan, no obstante, estudiando el pasaje para encontrar indicios de la redacción original que parece estar relacionada con el evangelio según Lucas. Un tema apasionante porque no son pocas las conexiones entre la obra de Josefo y la de su contemporáneo cristiano; Lucas.

Nos quedan, por supuesto, las abundantes referencias a Jesús en los escritos de sus seguidores.

Los escritos del Nuevo Testamento son una selección de textos hecha en el siglo II de nuestra era en base a lo que las comunidades cristianas (la Iglesia) consideraba aceptable. Las obras que quedaron fuera de esa colección son los llamados apócrifos, de los cuales se conservan sólo algunos libros.

Hoy, trabajo de filólogos y crítica textual mediante, podemos datar cada uno de esos escritos con un alto grado de precisión.  También los podemos leer tal como eran hacia el año 250. Lo que hace de ellos documentos históricos bastante cercanos a la versión «original».

¿Podemos confiar en esos textos como documentos históricos?

Podemos, en tanto les hagamos las preguntas correctas y los tratemos como lo hacemos con los demás escritos. Analizándolos, confrontándolos entre sí,colocándolos en su tiempo y sus problemáticas, en fin, leyéndolos con ojos de historiador.

Pablo, quien no conoció a Jesús, nos ha dejado las más antiguas referencias al mismo.

Escribe sus cartas, polémicas y teñidas de intencionalidad teológica, entre el 50 y el 60 de nuestra era; sólo dos o tres décadas después de la muerte del Maestro. A Pablo la historia en sí le preocupa poco, está más interesado por su interpretación mística, pero aporta algunos datos de interés;

  • Jesús descendía de la estirpe del antiguo rey David,
  • fue un «anunciador de buenas noticias» (evangelio),
  • tuvo seguidores a los cuales el mismo Pablo conoció,
  • murió crucificado y
  • se levantó de entre los muertos por obra de Dios.

Además da cuenta de lo sucedido en lo que llamamos La Última Cena, fundamento de un ritual cristiano existente ya entonces; la Eucaristía.

Esto, claro está, no garantiza que la información paulina sea fiable, pero nos asegura que, en el año 50, un pequeño grupo de personas creían en la existencia de Jesús.

Los otros libros del Nuevo Testamento amplían, modifican y hasta corrigen los escuetos informes de Pablo. Un estudio de los mismos, analizando la interdependencia de los textos y sus coincidencias, puede llevarnos a trazar una biografía esquemática de Jesús, la mejor de las cuales (en mi opinión) es la de John Dominic Crossan.

Recapitulando.

Sabemos que en el siglo  I , en el ámbito del Imperio Romano, surgió un movimiento religioso; el Cristianismo.

Los miembros del mismo, desde al menos el año 50, consideraban que su maestro era un predicador judío llamado Jesús que había muerto ejecutado unos 20 años atrás.

Conservaban recuerdos de ese Jesús que, según ellos, demostraban que había sido elegido por Dios y entre ellos había unos cuantos que lo habían conocido en vida, incluido al menos un hermano suyo.

Los documentos históricos no nos permiten llegar más lejos. Y los hallazgos arqueológicos, hasta ahora, son  bastante discutibles.

¿Existió, pues, Jesús?

La respuesta es tuya; por supuesto…

Sobre el nuevo nombre de este blog

17 marzo, 2010 Deja un comentario

Hay tópicos que van y vienen.

Al calor de las conversaciones departimos sobre la cultura y los deportes, las grandes ideas políticas, las pequeñas trapisondas del poder, los goles de la última fecha, la reciente película de… quien sea.

Hay otros temas que nunca se van, se ocultan por modestia o corrección política, pero están presentes en todo momento.

Son esos temas que despiertan pasiones no siempre razonables.

Aquellos que irritan a algunos cuando son puestos en cuestión.

Los mismos que no se dejan abordar fácilmente a la hora de buscar respuestas.

Asuntos, en fin, que marcan tomas de posición, que nos definen.

La primera intención, pretenciosa, de quien esto escribe era escoger alguno de estos temas y darles, al mejor estilo Asimov, la respuesta justa, completa, definitiva. El “buen doctor” lo hubiera hecho, le encantaba explicar como eran realmente las cosas.

No es mi caso, tentaciones aparte, porque dudo de mi capacidad heurística y dudo más de la existencia de respuestas definitivas. Tengo para mí un puñado de certezas, íntimas, bastantes intuiciones y unas cuantas dudas que me acompañan en mi camino.

De ellas hablaré en este blog, pero en especial de esas preguntas que siempre vienen o nunca se van. No puedo, como dije, dar más respuestas que las provisorias, pero sí creo ser capaz de acotar las preguntas justas y acercar algunas precisiones sobre ellas.

Por eso son preguntas definitivas. Porque está presentes. Porque a todos nos interesan. Porque marcan, definen, el sentido de nuestra presencia en el mundo.

Y porque, al fin y al cabo, despiertan siempre la curiosidad.

¿?

Preguntas

¿Existe un pueblo judío? Un profesor israelí abre el debate

22 enero, 2009 1 comentario

Encontré esto revisando la revista electrónica Rebelión. Puede que resulte interesante a la hora de entender, en profundidad, el conflicto en Palestina. No comparto todas las conclusiones del historiador,  escuetas como corresponde a una nota periodística, pero en su mayor parte son perfectamente ciertas, más aún, son conocidas por la generalidad de los estudiosos dedicados al tema. En algún momento posterior haré mis comentarios.

Gus

Entrevista con el historiador y catedrático judío Shlomo Sand sobre su libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?
“El pueblo judío fue una invención”
The Nation
Traducido para Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala por Manuel Talens
Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya 19 semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.Sand afirma que la idea de una nación judía -cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel- es un mito inventado hace poco más de un siglo.

Shlomo SandEste historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de esta alegación, sino de otras tesis igual de controvertidas.

Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.

Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented? [¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?] se repita en todo el mundo. La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.

El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Pero su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en USA, publicado por Verso.

Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.

Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes han evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.

La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice. “Porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas.”

El principal argumento de Sand es que hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.

De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade.

“El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías.”

La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos.

“No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d.C.

”Pero una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas.

”Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio. Pero cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo.

”La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras.”

Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyesen que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios.”

Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”?

Sand dice que en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.

Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en el Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.

Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que viven inmersos la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.

Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiese contradecir el discurso oficial de la historia judía.

La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: Si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?

“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion [el primer primer ministro israelí] creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam.”

Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de naipes.

El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.

“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.

“En Israel se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo.”

Fuente: http://www.thenational.ae/article/20081006/FOREIGN/279853798

El escritor y periodista inglés Jonathan Cook vive en Nazaret (Israel). Es el autor del libro Sangre y Religión: desenmascarando el estado judío y democrático, publicado por Pluto Press y disponible en USA en University Michigan Press. Su página web es www.jkcook.net.

El escritor y traductor español Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.